Uno de los tipos de té que goza de más popularidad en la actualidad es el té matcha. Seguro que lo has visto en un montón de lugares, y es que su vibrante color verde es inconfundible, pero también lo es su sabor y lo son sus extraordinarias propiedades, que ofrecen numerosos beneficios para la salud.
El té matcha es un té verde japonés en polvo y que, desde hace siglos, se elabora a partir de hojas cultivadas a la sombra, cosechadas a mano y que se muelen en molinos de piedra. Esto hace que sea diferente a otros tés, porque en este caso no te vas a tomar una infusión, sino que tomas toda la hoja (en polvo), lo que multiplica considerablemente su aporte de antioxidantes, vitaminas y minerales.
En este artículo vas a aprender a prepararlo de dos formas. Por una parte, la tradicional japonesa, con su sabor intenso, con notas de umami y su textura cremosa y ligeramente espumosa. Y por otra parte, también te vamos a enseñar a preparar la variante con leche, por si prefieres tomarlo con ésta para hacerlo aún más ligero y digestivo. ¡Vamos allá!
Cómo preparar el té matcha tradicional
Si quieres seguir la receta milenaria japonesa y preparar un té matcha tradicional, todo lo que tienes que hacer es prestar atención a los pasos que te comentamos a continuación.
Ten en cuenta que preparar té matcha no es como hacer cualquier otra infusión. En este caso vas a llevar a cabo todo un ritual de origen japonés que te ayudará a resaltar su sabor y textura, por lo que vas a necesitar unos utensilios especiales. Tendrás que hacerte con un chawan (un cuenco de bambú), un chashuku (una cucharilla de bambú) y un chasen (un batidor de bambú).
Además, vas a emplear un colador fino, aunque en este caso te vale cualquiera que tengas por casa, no necesitas uno especial. Si no tienes un batidor de bambú, podrías emplear una espumadera, pero no vas a conseguir la textura necesaria, el resultado no va a ser el mismo, por lo que te recomendamos hacerte con uno.
Vamos ahora con el proceso de preparación. En primer lugar, debes atemperar los utensilios. Para ello, llena el chawan con agua caliente y mete en él el batidor. Así se calentará y se ablandarán las púas que tiene. Una vez hecho, vacía el cuenco y seca bien ambos utensilios.
Ahora, coloca el polvo de 1 o 2 gramos de té matcha, preferiblemente de grado ceremonial, en el cuenco. Tamízalo con un colador fino para evitar grumos. Así obtendrás una textura suave.
Vierte sobre el té matcha 60-70 ml de agua a 80 grados, sin que llegue a hervir, porque si no se puede estropear el sabor y disminuir las propiedades del té.
Ahora, con el chansen (el batidor) tienes que hacer enérgicamente formas de M o W al batir. Primero sigue una cadencia lenta, para disolver bien el polvo, pero después acelera y bate rápido para crear una espuma ligera y cremosa en la superficie.
Cuando consigas la espuma, puedes retirar el batidor y disfrutar de tu té matcha en estado puro, al estilo tradicional japonés.
Cómo preparar el té matcha latte
Para aquellos a los que la versión tradicional japonesa les parece demasiado fuerte, se ha popularizado el matcha latte, que no es más que una variedad occidentalizada. En esta versión moderna, se combina el té matcha en polvo con leche o bebida vegetal. El sabor resultante es más suave y cremoso, por lo que gustará más a aquellos que se están iniciando en el mundo del té o que buscan una alternativa al café.
Para preparar el té matcha latte vas a necesitar los mismos utensilios que para la versión tradicional: un chawan (un cuenco de bambú), un chashuku (una cucharilla de bambú) y un chasen (un batidor de bambú). Ahora bien, el proceso de preparación es algo distinto. Sigue estos pasos:
En primer lugar, coloca 1 o 2 gramos de té matcha en polvo en un bol o taza. Tamízalo con un colador fino para que no queden grumos.
Ahora añade 60-70 ml de agua caliente a 80 grados (recuerda que no puede llegar a hervir para que no se pierdan las propiedades del té) y bate con el chasen -el batidor de bambú- hasta que obtengas una mezcla homogénea y con espuma.
Por otro lado, calienta 200 ml de leche o de bebida vegetal (de almendra, de soja…) y espuma también la leche con el batidor, para que la textura sea más cremosa.
Ahora, para montar el latte, vierte la leche caliente en una taza grande y añade la mezcla de té matcha y agua. Puedes endulzar si lo deseas con azúcar, sacarina, sirope de arce, sirope de ágave, miel… o incluso con extracto de vainilla o canela. Si le añades especias como jengibre o cardamomo le darás un toque diferente. Ve probando distintas variedades hasta dar con la que más te guste.
Remueve todos los ingredientes y espolvorea un poco de té matcha en polvo por encima para decorar.
Si quieres tomarlo frío, emplea leche fría o déjalo enfriar a temperatura ambiente y luego mételo en el frigorífico. También puedes añadirle hielo, aunque no demasiado para que no se agüe.
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