Tanto el té como el café son dos de las bebidas más populares del mundo, y también, dos de las que más propiedades beneficiosas tienen para la salud del ser humano.

Sin embargo, siempre suele darse una dicotomía y quienes se declaran fans de una de ellas no suelen serlo -o al menos, no con tanta intensidad- de la otra. Los defensores del café defienden que no pueden pasar sin él, mientras que aquellos a los que les gusta una buena taza de té, aseguran que éste es mucho más sano.

¿Quién tiene razón? ¿Es realmente una de las dos bebidas mejor que la otra? En este artículo vamos a tratar de sacarte de dudas.

La clave: cafeína vs. L-teanina

Las dos bebidas tienen sus propiedades, pero dependerá de tu patrón alimenticio y de tus necesidades el que, para ti, en tu caso concreto, una sea más beneficiosa que otra.

Debes saber que el café tiene más cafeína que el té. Eso provoca que, cuando lo tomas, experimentes un subidón de energía y estés más despierto, incluso en estado de alerta. Esto, que para algunas personas es beneficioso, puede que a otras les resulte demasiado y prefieran tomar te, que tiene una cantidad de cafeína mucho menor y provoca menos efectos secundarios -como nerviosismo o insomnio- que el café.

Aunque la cafeína en sí no es perjudicial, si se toma en pequeñas cantidades, hay personas a las que les afecta más que a otras, dependiendo de factores como la edad, la constitución corporal o el sexo. En líneas generales, las autoridades sanitarias recomiendan contener su uso y establecen un límite recomendado diario de 400 miligramos, por lo que, si eres más sensible a la cafeína, posiblemente el té se convierta en tu mejor aliado para evitar esos efectos secundarios que tiene sobre la salud humana en cantidades mayores.

Y es que, mientras que una taza de café tiene entre 80 y 100 miligramos de cafeína, el té puede contener entre 10 y 40 miligramos (dependiendo del tipo de té que tomes), por lo que va a afectar mucho menos a tu organismo.

Además, el té contiene L-teanina, un aminoácido que se encuentra en sus hojas y que tiene propiedades calmantes, pero sin llegar a alarmar o alterar a la persona que las consume. Esto provoca que sea capaz de disminuir el efecto de la “poca cafeína” que tiene el té, logrando que no se produzca esa sensación de nerviosismo que muchas personas sufren asociada al café, haciéndolas sentir mejor.

Pero, además, la L-teanina tiene ventajas a nivel cognitivo, pues además de ayudar a reducir el estrés, permite mejorar la calidad del sueño y la salud cerebral.

Efectos antioxidantes

Tanto el café como el té son ricos en compuestos bioactivos -como ocurre con la fruta y la verdura- pero el té cuenta con una mayor cantidad de antioxidantes (flavonoides, polifenoles, catequinas…) que están asociados a un menor riesgo de padecer enfermedades del corazón, diabetes e incluso varios tipos de cáncer.

Por ejemplo, el té verde ayuda a retrasar el envejecimiento y mejora la salud de las células. El té negro, mejora la salud cardiovascular, al incorporar teaflavinas. Cuando tomas una taza de té caliente, el agua a altas temperaturas es capaz de extraer mejor los compuestos bioactivos, que son mejor absorbidos por el organismo. Además, está demostrado que el té también puede mejorar la digestión y fortalecer el sistema inmunológico.

El café, por su parte, consumido con moderación, también puede ser beneficioso para la salud. En este sentido, puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson. Al tener también antioxidantes, combate el daño celular y contribuye a retrasar el envejecimiento.

Sabor

Es difícil señalar cuál de las dos bebidas tiene mejor sabor, puesto que aquí entran en juego gustos personales. El café suele ser más fuerte y robusto, incluso con un toque amargo, pero hay quienes prefieren su gusto y aroma a pesar de que su consumo en dosis elevadas pueda tener ciertos efectos secundarios.

Por lo general, los tés son bebidas más suaves, con un efecto energizante mucho más calmado. Al existir muy diferentes tipos -incluso puedes tomarlos fríos o calientes, como más te guste- la variedad de sabores es muy amplia, por lo que será fácil que encuentres aquel que más se adapte a tu paladar.

Conclusión

Si te gustan ambas bebidas, puedes tomar las dos con un consumo moderado. Al final, se trata del gusto personal y de tener en cuenta tus hábitos de vida, así como tu consumo dietético y alimentación. Si la cafeína no te afecta demasiado, encontrarás en el café un aliado energizante, pero si quieres una bebida más suave, que te aporte antioxidantes y mejore tu esperanza de vida, tomar una taza de té regularmente es la mejor opción.